Volando voy: Las posibilidades de los drones

Volando voy: Las posibilidades de los drones

Impresoras 3D, wearables y drones. Parece que todo lo nuevo pueda imprimirse, calcularte el pulso o volar; pero como somos muy soñadores, vamos a quedarnos con lo de surcar los cielos. Los primeros drones se mencionaban en los ámbitos de guerra, cuando tenían que mandar aviones pequeños no tripulados que fijo que iban a acabar reventados. Y míralos ahora: también acaban reventados pero ahora han servido para que el primo Carlitos lo cuelgue en un árbol la tarde del día de Reyes.

 

Muchas tecnologías interesantes como esta tienen precedentes militares pero, mientras acaban en Aliexpress por 3,46€, vienen al mundo civil como la novedad que nos regala logística, ocio, seguridad y decenas de locuras como las que os vamos a contar.

 

Entregas: Amazon anunció hace casi cuatro años que preparaban su proyecto de entrega con drones «Prime Air», pero antes de traernos todas las cajas en «helicopteritos», la competencia ha ido tomando notas. Parece que UPS les adelanta por la izquierda con un camión-pista de drones que va entregando paquetes a diestro y siniestro, pero no nos creemos que esto sea algo que vayamos a disfrutar pronto. Sindicatos de transportistas preparando demandas en tres, dos…

Ocio: Hemos venido a jugar, ¿no? Pon carreras de drones al más puro estilo videojuego pasando por aros de fuego, pon motos-dron voladoras (en serio, ponlo en YouTube, vas a flipar), pon el soñado patín volador del Duende Verde… Por Instagram hemos visto hasta una hamaca colgada entre dos drones para echarse la siesta en movimiento. El ocio y la diversión que han cambiado las ruedas por las hélices.

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Seguridad: Para los peligros de las nuevas tecnologías sumados a los problemas de salud y lesiones de toda la vida, qué mejor manera de ser trasladado de urgencia que en un dron. Porque lo mejor para ir a buscar a un abuelito al que le está dando un ataque al corazón es un robot volador que lo recoge a en su red y lo lleva entre los edificios a gran velocidad, claro que sí. También ha sido conocido que en los disturbios del Mundial de Fútbol de Brasil y algunos controles anti-terrorista, se ha contado con estas máquinas suspendidas en el aire para suplementar la vigilancia y control de las calles a vista de pájaro.

Grabación: Cómo pasar por alto la amistad entre los drones y los escaladores, saltadores, esquiadores y demás deportistas de riesgo cuyo único temor es no haberle dado a grabar antes de mirar a la muerte a los ojos. YouTube y Vimeo han sufrido esta fiebre, que lejos de enfermarnos, han disparado la calidad y las posibilidades de los vídeos que ahora han dejado atrás los planos contrapicados y los cielos de fondo. Pero esto nunca se queda ahí, enseguida la avalancha dron sepulta el deporte mainstream: si visteis la Superbowl seguro que flipasteis con los planos que transmitían, y es que ahí estaban las cámaras voladoras para que los fans y no tan fans no nos perdiéramos ni un placaje.

Construcción: Ya el no va más. Atendiendo a criterios técnicos, la producción digital es la fabricación de formas a partir de parámetros informáticos y con medios computer-asisted; y, de igual manera que la impresión 3D, se ha experimentado con la construcción mediante drones. El rizo rizado. Alguien pensó que podía ir cogiendo y dejando piezas constructivas con drones formando así estructuras de forma automática, sin mano de obra y con la precisión de un ordenador. Pero luego vino otra persona e ideó el sumun-no-va-más-rizado. Diseñó un recorrido tridimensional alrededor de dos parejas de mástiles e hizo que un dron con una bobina de cuerda lo realizara, de manera que tejía a su paso un puente colgante totalmente seguro para el tránsito de personas. Cosas que vuelan fabricándonos estructuras de cuerda, bienvenidos al siglo XXI.

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Guerra: Y no militar. Por supuesto que dentro de sus incontables posibilidades se encuentra más de una que no nos gusta. Sí, amigos paranoides y conspiranoicos, hay gente mala manejando drones malos. A ver cuántas maldades se os ocurriría hacer si pudierais manejar máquinas pequeñas voladoras que graban, agarran, sueltan, se inmolan… Pues hay gente que sabe y quiere hacerlo. Para esto, el bando contrario se hace con tecnologías anti-drones de lo más pintorescas. Echadle un ojo a las «pistolas» que derriban drones, son como lo que saldría del brazo a un Transformer que no pillara cobertura en una excursión por el Pirineo. De ahí a lo rudimentario: se están entrenando águilas para que cacen drones y los traigan de vuelta para analizarlos al más puro estilo yanki. La opción intermedia es un dron que lanza una red para atrapar al dron enemigo, y es tan espectacular que igual se pensó viendo alguna película sobre un señor al que le pica una araña…

Extra: ya que ahora sabéis todo esto no está mal que, como curiosidad, sepas de dónde viene lo de «dron» o si es «drone» o cómo va esto. El nombre técnico es VANT (vehículo aéreo no tripulado), y en EEUU se les empezó a llamar drone, que significa «zángano» o «zumbido». Pero si tenéis el típico amigo que pone por WhatsApp «drone», podéis poneros el pegote diciendo que la Diccionario de la Lengua Española admitió «dron» en su vigésimo tercera edición. Zasca ofrecido por 2Easter.

 

Es un salto dimensional, ya no sabemos qué más hacer en el suelo y hemos pasado a por el cielo. No sabíamos qué más hacer con las ruedas y hemos pasado a las hélices. La innovación a veces es tan sencilla como levantar la cabeza y mirar al cielo.

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