Challenge Accepted: Los retos invaden Internet

Challenge Accepted: Los retos invaden Internet

2009, utilizamos Tuenti y hacemos el paripé con las gafas 3D porque han estrenado Avatar. ¿ya os acordáis? Nos reímos porque estamos viendo fotos en la tele (¿qué Facebook ni qué Instagram?) de famosos que se tumban bocabajo en sitios raros. Por aquel entonces, ni siquiera llevaba el apellido «Challenge» ni mucho menos era un hashtag, pero el #Planking fue el primer reto viral que nos iluminó con una idea para hacer nosotros mismos.

 

Planking, #IceBucket, el del condón, el de la canela, #DontJudgeMe… Los retos vinieron haciendo gracia y se fueron aborreciéndonos, como todo en Internet. No vamos a entrar en los motivos porque segurísimo que levantaríamos alguna ampolla diciendo que se busca aceptación social imitando las modas, o que es la manera más fácil de sentirnos como los famosos haciendo lo mismo que ellos. No, no vamos a entrar. Lo que sí vamos a hacer es analizar esta tendencia de tendencias. Cómo se abren paso entre nuestros ‘inicio’ y acaban dando vergüenza al final de los informativos de la hora de comer.

Challenge Accepted: Los retos invaden Internet

Han tenido distintas formas de empezar. Unos simplemente aparecían con trasfondos solidarios o incluso políticos; y a otros te tenían que nominar. Pero vamos, que visto lo visto, si lo quieres hacer porque pillas los likes al vuelo, lo de menos es que no te hayan nominado o que ni sepas escribir la enfermedad contra la que te grabas. Internet es inmisericorde, pero también es desidioso: si haces mal un reto, te hacen scroll y tu vergüenza desaparece hacia arriba de sus pantallas. No hay suspensos, no hay castigos, nadie pagó ninguna comida por no meterse en agua fría.

 

Aunque hay otro tipo de castigos. Algunos retos como el de la canela, han provocado muertes. El #AlientoDelDragón, como también se le llamó al de comerse una cucharada de canela, no fue tan inocente como parecía y llevó a los medios una nueva manera de preocupar a nuestras madres. Hubo hasta un reto del fuego, en el que te prendías el pecho huntado en liquido inflamable cerca de una piscina… ¿qué podía salir mal, no? También estaba el #KyleJennerChallenge, que consistía en hincharse los labios mediante succión al vacío y también dejó muchas duckface crónicas. Y, por si os lo preguntábais, no, el reto de #Charlie-Charlie no dejó muertes; aunque investigando resulta que a algún ‘ikerjiménez’ se le fue bastante la olla y sacudió a un amigo.

 

Pero ¿adónde lleva todo esto? ¿A qué farándula adolescente estamos apuntando? Desde el planking, primer reto que hemos documentado y que duró meses, hasta hoy que registramos cerca de media docena de challenges simultáneos, hemos vivido un auge exponencial. Hemos pasado de un reto al mes, a muchos al mismo tiempo. Participa para estar ‘in’, pero si lo haces demasiado tarde estarás más ‘out’ que antes. Cada vez hay más retos por hacer y cada vez más ideas que te han robado los amigos del tío ese de tu clase. Rápido y creativo, pero es que nadie dijo que molar en Internet no fuera agobiante. Pero tranquilos, si pudimos acabar con el OLA K ASE, esto será fácil. ¿Sabrías contar cuántos challenges hay ahora mismo en la cresta? Da igual, sigue leyendo porque si cuentas no llegarás al final. La teoría es que se está haciendo imposible seguir el hilo de los retos. A lo que ves uno se inventan otro y a lo que vas a acabar de grabarlo, te das cuenta de que ya lo ha hecho hasta Matías Prats. No vamos a esperar a que el reto sea suficientemente conocido como para que nuestros followers piensen que no somos idiotas; y es lo que pasará. Habrá una época saturada de challenges, vídeos de acciones semi-aleatorias, o peor aún (sí, podría ser peor) espacios publicitarios repletos de retos propuestos por campañas viejóvenes de marcas de snacks. Y entonces implosionará y no quedará nada. Sólo nuestros selfies menos desafiantes.

 

Para eso aún queda. Las redes sociales nacen y se desarrollan, y todavía están por aparecer nuevas formas de contenidos multimedia, nuevos protocolos sociotecnológicos que permitirán a la inventiva humana recrearse nominándonos a hacer el idiota de maneras ahora insospechadas; así que por ahora sólo podemos nominarte a que no hagas más retos de mierda.